29 de enero de 2014

Azahar

Creo que tu espalda en la cama, desnuda, mirándome, se merece ganar cualquier batalla...y si me apuras la guerra. Tu piel haciendo juego con la pared, desafiando al frío, desprendiendo calor, en las sábanas, impregnándolo todo de ese olor tan suyo que no me saco de la ropa. Tu cuerpo en el colchón, en el enorme colchón, sin dejar espacio a nada, haciéndome pequeñita. Tus piernas escalando la ventana, trepando por la Luna, bajando a correr(se). Tu culo definiendo la oscuridad con la silueta del armario. Tus hombros de apoyo y firmeza, a la vez punto de flaqueza. Tu ombligo y mis dedos.
Me muero de todo y de ganas.

16 de enero de 2014

Sin salida de emergencia

A día de hoy los acontecimientos se han ido atropellando y ya es mucho más de lo que yo esperaba. Aquella primera vez que me hablaste tuve cosquillas hasta en las pestañas y un presentimiento que parecía exprimirme...por qué no decírtelo.  Y a día de hoy me has metido en tu cama medio rota, en tu sonrisa, tu entorno y quizás yo me haya colado alguna vez en tu cuerpo sin permiso. Te miro y te conozco desde los prismas que me dejas ver o los que intento poder, a veces te he mirado y la luz no me dejaba verte...o a veces estábamos a oscuras y he bromeado con tu silueta mirándote directamente a los ojos. Si es una casualidad encontrarlos entre el vacío...ya es más de lo que yo esperaba cuando apagaste la luz de tu habitación.
Creo que estoy enferma y que incluso parte de lo que digo es delirando, pero ojalá estuvieras aquí para explotar.

13 de enero de 2014

Cuando duermo contigo

Cuando duermo contigo hay un abismo terrible al que salto sin pensar cuando te abrazo. Hay miedo en tus manos cuando me rozan la espalda y también hay ganas, desprendidas por la cama, inundándolo todo de nervio y acción. Cuando duermo contigo la oscuridad no me inquieta y casi que bajo la persiana. Cuando duermo contigo no me controlo, mi cuerpo baila solo buscando cualquier señal de tu compás arrítmico (que me encanta) Cuando duermo contigo es cualquier estación del año, aunque yo acabe con el cuerpo ardiendo y tú casi tiritando de frío. Cuando duermo contigo no hay alarmas, sueño en trance y me cuelgo de todos los balcones de quién ha dejado alguna luz encendida. Cuando duermo contigo sobra cama y faltan espacios en el cuerpo que buscar. Cuando duermo contigo es de noche y amanece a la vez que se hace de día y se asoma el atardecer. Cuando duermo contigo las mantas se alborotan. Cuando duermo contigo despierto más despeinada de lo habitual. Cuando duermo contigo hasta inconsciente te busco.

Cuando duermo contigo duermo contigo. Y no hay más.

8 de enero de 2014

Como un maldito animal

Tengo un punto flaco a ambos lados del ombligo. Siempre he creído que de ahí nacen muchas de las ideas que me corrompen la cabeza y más tarde el corazón,  o al revés. Sí,  los impulsos y las ganas, lo irracional...lo que más activa me pone, con redundancia y todo. De ahí asomaste tú, tú y tus manos acordes con las mías y a la vez con mi espalda. De tanto recorrernos un día llegarás a posar los dedos ferozmente en ese punto flaco y ahí...ya será absurdo intentar controlar cualquier acto, hablará mi lengua y mi boca sabrá pelearse con la tuya hasta ganar.

2 de enero de 2014

Un no sé que

Creo que una buena forma de empezar el año, o incluso este texto, es decir que tu olor se ha quedado en mi camiseta enorme del pijama. Los mejores comienzos se fundan con la magia de las primeras veces, con la precaución de querer hacerlo con la delicadeza de trabajar con lo frágil, con las ganas que se despiertan después de tanto tiempo. Porque son esos principios que no son necesarios ser mirados con futuro ya que son tan perfectos que solo sale exprimir el día a día y beberse las horas para quedarse con más y más sed. Y, despacio y con buena letra escribir-te, intentar hablar-te de todo lo que se me colapsa en el estómago.
Para mi sorpresa me quedo sin palabras...y vuelta a empezar.