Quiéreme hasta que me hagas polvo, o hasta que me eches unos cuántos. Fóllame hasta los huesos, que me duelan las costillas de respirar casi ahogada en tu boca. Déstrozame de orgasmos sinceros y de amor cosido, que quiero darle placer a tu corazón, que hasta él se retuerza de nuestras ganas y que el deseo no quepa en ninguna habitación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario