12 de febrero de 2015

Creciendo contigo

Desde que te cruzaste en mi cerebro te he tenido presente, a veces más a la luz y otras en mi imaginación, que siempre te buscaba por algún rincón de mi cuerpo.
Después también te cruzaste en mi corazón y a partir de ahí en mis cosquillas, en la planta de mis pies para enseñarme a caminar, en mis manos para agarrármelas, en mi pecho para ayudarme a respirar cuando las fuerzas me fallasen. Has llenado hasta mis ojos, esos que siempre nombras como enormes.
Contigo he aprendido cosas que jamás imaginé conseguir, me he superado y me siento ganadora, a tu lado.

Una vez escuché que un beso en la frente no se le da a cualquiera y anoche, cuando tú besaste mi frente y yo la tuya, me enseñaste el significado de esa expresión y, de nuevo, aprendí contigo la magia de las pequeñas cosas. Porque tú eres esa magia.

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